sábado, 21 de octubre de 2017

DESCUBRES QUE LA TIERRA ESTÁ CONTROLADA POR EXTRATERRESTRES AMANTES DE LOS MELONES

Un día, en la oscura noche, apareció, a lo lejos, una nave nodriza con forma de melón. La nave aterrizó en lo alto de la montaña y se abrieron las puertas. En ese momento empezaron a salir "melonáticos" de la nave. Bajaron hacia la ciudad.

Una vez allí, empezaron a intentar conquistar la ciudad, ya que tenía los mejores melones. Repartieron jugo de melón a todos los habitantes, hasta conseguir melonizar a todos. Lo que no se esperaban es que los animales no se melonizaban.

La gata de la Reina Juana la traicionó por melona y se fue. Organizó una revuelta encabezada por ella y el Sr. Mapache. Subieron a la montaña y abrieron las puertas de la nave. Allí estaba Juana con una corona de cáscara de melón y unas botas de piel de melón, ya que el cocodrilo no estaba de moda.

A Juana no le dio tiempo a defenderse cuando su gata le dio un "zas" en toda la boca y se le cayeron tres pepitas. El Sr Mapache se quedó con la corona y la rompió. Todos los melones murieron.

Los animales se apoderaron del mundo y emprendieron un viaje hacia el planeta Melonio. Consiguieron conquistar el planeta con mucho esfuerzo. Poco a poco fueron conquistando más planetas, a los que le ponían de bandera la foto de Juana.


RODRIGO RUIZ LIMA 2º ESO A 18/10/2017




Los Melogianos llegaron mediante naves con sabor a melón, con forma de melones. Eran unas naves extrañas. De ellas colgaban unas ramas que conducían a su planeta, Melinia. Cuando llegaron, esas ramas cayeron directamente hacia la Tierra y, de repente, estábamos al lado de Melinia. Cuando nos quisimos dar cuenta, todos los melones de nuestro planeta nos empezaron a atacar, ya que con los insecticidas y fertilizantes que le echan esto tenía que pasar. Menos mal que estaba de tendencia un spray de melón que, curiosamente, exterminó a los melones de nuestro planeta. Pero ya era tarde, a los melogianos originarios de Melinia no les afectaban. Además, tenían un poder mental que aturdía a las personas. Con suerte, algunos que jugábamos con el papel de aluminio, repelimos las ondas mentales y nos escondimos.

Los melogianos controlan a las personas con sandías, modificadas genéticamente para que sepan a melón. Cuando una persona se toma un cacho de sandía, por chico que sea, se les convierten los órganos en frutas, transformándolos en melogianos. Otra forma de controlar a una persona es yendo a clases de Educamelón. Obligan a la gente a ponerse unas gafas de realidad virtual que, si te portas bien y no protestas, te ponen a Bob Melón y a Patricio Sandía. Y, si te portas mal, te ponen imágenes sobre la cultura meloginia a la velocidad de la luz. Después tienes que hacer un examen de 360 páginas sobre los melogianos.


Ahora os voy a hablar de cómo estamos actualmente. Por ahora solo estamos Julio, Migue, bueno, y Juan, aunque él está atrapado en el modo pesadilla de las gafas melogianas en la que tiene un plato de pollo frito al lado y no puede comérselo. En total hemos acabado con setenta y tres educamelones y estamos en la nave melogiana. Como no sabemos cómo funciona y, mientras los melogianos estaban  en su descanso, les hemos cerrado la puerta en las narices, hemos empezado a tocar botones hasta que diéramos con el botón del pánico melogiano, aunque no funcionaba, porque, como la nave estaba hecha de melón, podían reconstruirla. 

Como no se nos ocurría nada, empezamos a trabajar en cómo íbamos a quitarle las gafas melogianas a Juan, para que nos ayudara. Migue le dio una patada a las gafas con todas sus fuerzas y se partieron. Los melogianos le habían comido la cabeza a Juan y tuvimos que darle clases de Lengua. Todos nos preguntábamos por qué Juana se había convertido en Melogiana, pero por lo menos ahora medía dos metros.

Cuando Juan recuperó el habla y parte de su vocabulario, nos contó que un duendecillo, en su pesadilla, le había contado que las ramas de las naves melogianas estaban hechas por de metal meloginizado y que si un imán lo tocaba, podíamos convertir el metal meloginizado en aluminio repeledor de su planeta y eso haría que la Tierra fuera hasta su posición en el Sistema Solar y los melogianos transformados, volverían a ser personas.  Cogimos prestada la agrandamelones de los melogianos y, con todos los imanes de nevera que teníamos, hicimos una gran bola y todo volvió a la normalidad, salvo Juana que, como era muy alta de melogiana, volvió a su estatura normal, pero ahora calzaba un 42 en cada dedo del pie izquierdo.

NICOLÁS ANTONIO RYZHOV RANDO 2º ESO A 18/10/2017







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