Hoy me entero de que se me acusa de traicionar
al Rey, a quien soy fiel y siempre he respetado. Conquistaré tierras y se las
ofreceré a cambio de recuperar mi honor. Me han desterrado y pienso cambiar
todo esto.
Primer
día:
Hoy
he conquistado un pueblo al norte de la Península, aunque os confieso que he
matado a mucha gente por el egoísta fin de recuperar mi honor de cara al Rey.
Decimotercer
día:
Hoy
he secuestrado a la familia del gobernante de esta gran ciudad. Siento tener
que hacer esto, pero es mi deber si es que quiero conquistarla para recuperar
mi honor.
Vigesimoprimer
día:
Me
siento culpable del desastre que he causado hoy en Zaragoza. He privado de
comida y agua a toda una gran ciudad para conquistarla, lo que me hace, por un
lado, miserable; pero por lo que a mi honor respecta, soy un luchador
Gracias
a todos los males que he cometido, el Rey me ha aceptado a mí y a mi familia y
nos ha ofrecido una buena vida de aquí en adelante.
BRAULIO TORRES
CORRALES. 3º ESO A. 31/10/2017
Hola a todos:
Soy
Rodrigo Díaz de Vivar, aunque todos me conocen por “el Cid”. Algunos dicen que
soy como un mercenario, alguien que, como un soldado profesional, presta sus
servicios a cambio de una paga. Otros prefieren llamarme héroe, un hombre que
dio todo por su rey y por su pueblo, aunque la verdad es que yo, realmente, no
me veo como ninguno de estos dos personajes.
Yo
soy un simple hombre, ¿valiente? Sí. ¿Noble? A veces. Pero eso no hace de mí un
mal hombre y, mucho menos, interesado. No soy más que, aparte de un perfecto
soldado, una persona admirable. No sé si conocéis El cantar de Mio Cid. Sí, ese
libro trata sobre mí y bien que detallan en él todas y cada una de mis
aventuras. Sé que en este Cantar, puede que se exageren mis capacidades o mis
habilidades, pero lo bueno de escribir es que tienes libertad de imaginar un
mundo completamente distinto y hacer con él lo que quieras. En esta ocasión no
era un mundo tan distinto y, simplemente, el autor quiso poner mi nombre a un
fabuloso héroe al que todos admiran, hecho que no se aleja tanto de la
realidad, ¿verdad?
En
fin, básicamente soy un hombre imaginativo y creativo, también, a veces, soy
gracioso. Soy espabilado y atento y, a la vez, fuerte e insensible. Soy fiel
conmigo mismo y con quien aprecio y, obviamente, soy el protagonista del Best
Seller del siglo XII, “El cantar de Mio Cid”.
LAURA CALVO ROMERO.
3º ESO A. 31/10/2017
Querido diario: hace muchos años que no
escribo en tus páginas amarillentas por el paso del tiempo. Hoy me apetece
contarte a ti y solo a ti lo que me ha pasado estos años.
Me
remonto a hace unas cuantas primaveras, cuando dejé a mi esposa en el monasterio
de San Pedro de Cardeña y me fui a Valencia con mi mejor caballería para luchar
contra los sarracenos. Tras varias victorias entregué parte de los tesoros a mi
Rey, Alfonso VI de Castilla.
De
allí partí con mis leales soldados y amigos para sitiar las tierras que estaban
en poder de los moros, que no opusieron mucha resistencia, ya que mi nombre y
el de mis hombres daban mucho pavor.
Después
de mi destierro y continuas conquistas, hice saber al Rey mi deseo de
encontrarme con mi familia de nuevo, a lo que accedió, no sin antes presentarme
a los Infantes de Carrión, quienes no me dieron buena impresión, y con los que
quería casar a mis hijas. Tuvieron una gran boda, a la que también asistió el
Rey.
Tras
el casamiento decidí tomar Valencia, mandando a mis dos yernos al frente del
ejército. Me demostraron que eran viles, cobardes y traidores al salir huyendo
del campo de batalla.
Al
saberse esta gesta que hicieron, ambos se vengaron de mí llevándose a mis hijas
a un bosque donde las maniataron, ultrajaron y maltrataron dejándolas casi sin
vida.
Haciéndole
saber al Rey dicha acción por parte de los Infantes de Carrión, los castigó y
me devolvió las haciendas y dineros, así como mis queridas Colada y Tizona, mis
dos grandes espadas. Además, empleó a mis dos fieles capitanes en un terrible
duelo contra ellos, dejándolos casi muertos. A su vez, mi Rey me otorgó un
nuevo casamiento para mis hijas con dos grandes reyes de España, los de Aragón y
Navarra, al que accedí por ser un gran vasallo.
LUCÍA MOLINA SÁNCHEZ.
3º ESO A. 31/10/2017
Me encontraba en la biblioteca,
investigando acerca del Cid, cuando encontré un papel muy fino, bastante
antiguo y con un formato de letra muy
extraño. En él ponía con tinta roja: Confesiones del Cid. Continué leyendo. Con
tinta negra se relataba las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar. Hablaba acerca
de su caballo, Babieca, y de sus espadas Tizona y Colada. Pero lo interesante
venía más abajo, cuando decía que mató a un juglar, ya que amenazaba su vida.
El juglar amenazó al Cid de contarle al Rey, que no conquistó tierras
musulmanas, sino que fue un truco. El Cid no podía dejar que esto pasase, así
que mató al juglar, y culpó a los musulmanes de su muerte, una excusa para
matarlos y ganarse, aún más, la confianza del Rey.
CARLOS MORANTE PÉREZ-MONTAUT.
3º ESO A. 31/10/2017